Confirmación 2º Y 4º ESO

Los alumnos de 2º y 4º de ESO reciben el

Sacramento de la Confirmación

 


 

Nuestros alumnos de 2º y 4º de Educación Secundaria han recibido el Sacramento de la  Confirmación en una ceremonia en la iglesia del colegio de manos del Arzobispo de Madrid Carlos Osoro. El rito es muy sencillo, básicamente es igual a lo que hacían los apóstoles con algunas partes añadidas para que sea más entendible.

El rito esencial es la unción con el Santo Crisma, unida a la imposición de manos del ministro y las palabras que se pronuncian. La celebración de este sacramento comienza con la renovación de las promesas bautismales y la profesión de fe de los confirmados. Demostrando así, que la Confirmación constituye una prolongación del Bautismo. El ministro extiende las manos sobre los confirmados como signo del Espíritu Santo e invoca a la efusión del Espíritu. Sigue el rito esencial con la unción del Santo Crisma en la frente,  imponiendo la mano y pronunciando las palabras que conforman la forma “RECIBE POR ESTA SEÑAL EL DON DEL ESPÍRUTU SANTO”

Los sacramentos autora - Laura Valverde Cruz

 

El sacramento de la Confirmación es uno de los tres sacramentos de iniciación cristiana. La misma palabra, Confirmación que significa afirmar o consolidar, nos dice mucho. El sacramento de la confirmación es para cada fiel cristiano la plena investidura de una misión a favor de la Iglesia y del mundo. La Confirmación es un sacramento íntimamente unido al del Bautismo.  “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres” (Lc. 4, 18). En este sacramento se fortalece y se completa la obra del Bautismo. Por este sacramento, el bautizado se fortalece con el don del Espíritu Santo. Se logra un arraigo más profundo a la filiación divina, se une más íntimamente con la Iglesia, fortaleciéndose para ser testigo de Jesucristo, de palabra y obra. Por él es capaz de defender su fe y de transmitirla. A partir de la Confirmación nos convertimos en cristianos maduros y podremos llevar una vida cristiana más perfecta, más activa. Es el sacramento de la madurez cristiana y que nos hace capaces de ser testigos de Cristo.